La reciente decisión del Consejo de Europa de modificar el estatus de protección del lobo ha generado gran debate en diversos sectores. Este cambio implica que el lobo ya no será considerado una especie “estrictamente protegida”, sino que pasará a ser una especie “simplemente protegida”, lo que otorga mayor flexibilidad a los Estados miembros de la Unión Europea para gestionar las poblaciones locales de lobos. Este artículo explora los detalles de la decisión, sus implicaciones y el impacto en las políticas de conservación, así como en las comunidades rurales afectadas.
El contexto de la decisión: ¿Por qué se cambia el estatus del lobo?
La Convención de Berna, un tratado internacional que regula la protección de la fauna y la flora silvestres en Europa, ha sido fundamental para la conservación del lobo desde que se incluyó en su lista de especies protegidas en 1979. A lo largo de los años, el lobo ha experimentado una recuperación significativa en varias regiones de Europa. Sin embargo, el aumento de su población ha traído consigo nuevos desafíos, especialmente en las zonas rurales, donde la coexistencia con el ganado se ha vuelto más compleja.
El Consejo de Europa aprobó el cambio de estatus del lobo en respuesta a las preocupaciones planteadas por varios países miembros de la Unión Europea, quienes argumentan que el actual nivel de protección no permite una gestión eficaz de las poblaciones de lobos en áreas donde su presencia es más problemática. En particular, regiones como España, Italia y algunas áreas de Francia han solicitado más flexibilidad para gestionar las concentraciones de lobos, especialmente en zonas donde los ataques a ganado se han vuelto recurrentes.
¿Qué implica el cambio de estatus para la protección del lobo?
La revisión del estatus del lobo introduce varios cambios clave en las políticas de conservación y gestión de la especie:
- Caza y captura: Aunque el lobo seguirá siendo una especie protegida, el nuevo estatus permite a los Estados miembros gestionar más activamente las poblaciones locales de lobos, lo que incluye la posibilidad de realizar ciertas acciones de control en áreas donde las manadas representan un riesgo para el ganado o las actividades agrícolas.
- Flexibilidad para los Estados miembros: La modificación del estatus proporciona mayor autonomía a los gobiernos locales para gestionar el número de lobos en función de las circunstancias regionales. Esto incluye el poder de autorizar la caza o el control de los lobos en áreas con concentraciones críticas, donde los daños a la agricultura y la ganadería son elevados.
- Conservación favorable: Aunque se flexibiliza la protección, los Estados miembros aún deberán implementar medidas de conservación adecuadas para asegurar que las poblaciones de lobos mantengan un estatus de conservación favorable. Esto significa que no se puede permitir que las poblaciones de lobos disminuyan de manera significativa, aunque la gestión activa sea más permisiva.
El impacto en las comunidades rurales y las zonas loberas
El cambio de estatus también tiene un impacto directo en las comunidades rurales, especialmente en las denominadas comunidades loberas en España, como Cantabria, Castilla y León, Asturias, así como La Rioja y Andalucía. Estas regiones han sido testigos de un aumento en los conflictos entre los lobos y los ganaderos, quienes a menudo pierden su ganado debido a los ataques de estas especies. El cambio de estatus busca facilitar la gestión de estos conflictos a través de la posibilidad de aplicar medidas de control, al mismo tiempo que se sigue respetando el derecho a la biodiversidad.