
Las precipitaciones registradas en las últimas semanas han contribuido a mantener la reserva hídrica nacional en niveles elevados para esta época del año. Según los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), los embalses se encuentran al 77,1 % de su capacidad total, con 43.230 hectómetros cúbicos (hm³) de agua almacenada.
Evolución semanal de la reserva hídrica
Durante la última semana, los embalses han experimentado un aumento de 86 hm³, lo que representa un incremento del 0,2 % en relación con la capacidad total. Este ascenso responde a las abundantes precipitaciones registradas en distintos puntos del país, siendo la máxima precipitación observada en Girona, con 98,5 litros por metro cuadrado (l/m²).
Variaciones por cuenca hidrográfica
El comportamiento de las reservas hídricas ha sido desigual según las cuencas hidrográficas:
- En Galicia Costa, el volumen embalsado ha descendido del 83,5 % al 80,0 %.
- En el País Vasco, la reserva ha bajado del 100 % al 95,2 %.
- La cuenca del Tajo muestra una ligera reducción, pasando del 85,8 % al 85,7 %.
En contraste, otras cuencas han experimentado aumentos:
- La del Júcar sube del 63,6 % al 63,9 %.
- Las cuencas internas de Cataluña han aumentado del 73,4 % al 76,2 %.
En la mayoría del territorio peninsular, las reservas se han mantenido estables en términos generales.
Preocupación por la cuenca del Segura
La cuenca del Segura, una de las más deficitarias históricamente, sigue registrando niveles bajos, aunque ha experimentado una ligera mejora, pasando del 29,4 % al 29,6 % de su capacidad total. A pesar de este leve repunte, sigue siendo una de las zonas con mayor vulnerabilidad hídrica.
Perspectivas para los próximos meses
La evolución de la reserva hídrica será clave de cara al verano, especialmente para los sectores agrícola y ganadero que dependen de estos recursos. Si bien las lluvias han mejorado el panorama general, algunas cuencas continúan necesitando una vigilancia especial debido a su bajo nivel de almacenamiento.
El seguimiento constante de los datos, unido a una gestión eficiente del agua, será esencial para garantizar el abastecimiento y minimizar el impacto de futuros episodios de sequía.